El trasfondo político de las campañas contra Nito
Por: Jorge Zúñiga Sánchez
La democracia no se reduce a que las mayorías puedan elegir a sus gobernantes, sino que adicionalmente le confiere al ciudadano el derecho de convertirse en un celoso guardián de que las leyes se cumplan, de censurar la conducta de los funcionarios, de demandar la calidad de los servicios que debe recibir, así como a exigir las responsabilidades correspondientes a los infractores. Lo justo sería que también pudiera tener derecho a demandar la permanencia y promoción del funcionario que demuestre honestidad y vocación de servicio.
Está fuera de discusión, que como la ley lo mandata quien haga uso indebido de un vehículo oficial; quien presione a sus subalternos, o quienes participen en actividades que contravienen la cuarentena impuesta, reciban sanciones ejemplarizantes. A pesar de todo el escándalo que estos abusos han provocado, creemos que no hay manera de concluir que estos actos son una muestra de una “línea gubernamental”, que deliberadamente promueve el desconocimiento de la ley.
Solo que en una sociedad que justifica que “roben pero que hagan”, nos importa indagar las propósitos de algunos censores públicos, para distinguir las críticas movidas por un loable espíritu cívico, las que persiguen fines pre-electorales, de las bulliciosas denuncias que ocultan turbias motivaciones.
Los sectores que hoy sienten que podrían verse “salpicados” dentro de las investigaciones que se le siguen a RMB y JCV, andan a la desesperada haciendo “lobby” presidencial buscando a toda costa el “paraguas protector” de San Felipe. Otros que están en el mismo “revulú”, y que saben que Nito no responderá a sus plegarias, quieren hacer “tormentas en vasos de agua”, para crear la percepción entre los adversarios de Nito, de que si su gobierno está plagado de corruptos, a fuerza de escándalos podrían presionarle para que le baje la presión a los ex gobernantes corruptos.
A muchos “influencers” vinculados a RMB y a JCV, no les interesa un ápice el hambre ni las necesidades que los sectores mayoritarios. El temor a lucir el “suéter amarillo” carcelario, es lo que aterra a muchos “políticos”, así que muchos “ex emplanillados” leales hoy salen en defensa de quienes durante diez años, les tuvieron “en la salsa”.