Por. Jorge Zúñiga Sánchez / Al Día Panamá

La historia del fútbol panameño se empieza a escribir en mayúscula a partir de 1976, cuando nos estrenamos ganado en nuestra primera eliminatoria.  Lo anterior no pasaba de ser sueños de amateurs y dirigentes comunitarios, quienes se esforzaban por visibilizar ese deporte. Los avances   alcanzados han sido significativos, estando presentes en campeonatos mundiales, pero no debemos exagerar, y aceptar que aún nos falta mucho para hacernos sentir en el firmamento futbolístico.

¿Cómo ha calado el futbol en el panameño? Deberá pasar mucho tiempo para que se integre a la esencia popular del ser panameño, pues la fiebre mundialista que nos invade cada 4 años, es la que convierte en tema de moda a la “marea roja”.

De a poco el triunfo ya es una opción, y el sabor de gloria que produce, nos lleva a pensar que somos capaces de lograr grandes metas.  Por eso, cada panameño se siente un experto, que si perdemos cuestiona con severidad las decisiones de los técnicos, y les elogiará al delirio cuando se gana.

Poco ayuda la prensa local “especializada”, que insiste en evaluar los desempeños del equipo, con la vara con la que se mediría a una selección del primer mundo.  Tenemos un equipo humilde y batallador, “regular en un acelerado ascenso”, que solo llevaría desilusión al que les exige grandes proezas, como derecho por haber comprado el suéter de la selección.

Tal como ocurre en la vida, el fútbol da para sufrir y para llorar. Todos celebramos el triunfo ante USA, pero hoy tenemos que consolarnos por la derrota ante Canadá. Solo importa mantener intacta la esperanza de que “las cosas salgan bien”, y acariciar Qatar 22, aunque sea por el repechaje. Y si hoy no se da el milagro, seguir luchando por un boleto para el mundial de 2026.

Debemos sentirnos complacidos por el desempeño de nuestros futbolistas en esta ronda clasificatoria, pues son muchachos del barrio, que luchan por labrarse un futuro profesional.  Ellos nos tienen compartiendo su sueño de estar en Qátar, lo que en momentos de desesperanza nacional, nos proporcionan bocanadas de aire esperanzador, más aún cuando nos mantienen en posición de clasificación.

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• El autor del artículo Jorge Zúñiga Sánchez es abogado, docente universitario y analista político

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