Por: Jorge Zúñiga Sánchez                                   

Las  primarias del PRD se deberán celebrar en mayo del 2022. Solo esperamos que a causa de la pandemia, la crisis económica, y en particular por el notorio malestar con la dirección política del partido, el evento no logre concitar la atención de las bases.

Como sin todo estuviera bien, este torneo promete ofrecernos “más de lo mismo”.  Es que  la idea de las elecciones generales de 2024 es una fijación para muchos, por lo que restan importancia al tema electoral.

Sin que neguemos el interés a las elecciones generales de 2024, hoy necesitamos reconstruir “un partido que hable, sienta y piensa como nuestra gente”, reto que demanda de dirigentes que se atrevan a generar espacios de debate permanente, sobre aquellos temas cotidianos que afectan a las mayorías nacionales.

Dentro de nuestras filas hay tanto resentimiento y frustración acumulada, que si los precandidatos  no  se interesan por elevar  el nivel del debate, pronto nos encontraremos con turbas enfrentadas entre sí, “ tan empobrecidas unas  como las otras”.  En el interés colectivo, estas elecciones debe  concertar ideas que nos permita rehacer “el partido que todos queremos”, inspirado en el torrijismo, la social democracia, el nacionalismo o en la doctrina que sea, pero por encima de todo, evidenciando ante la comunidad una imagen vitalizada que hable de nuestra conexión  con la decencia y la credibilidad ciudadana.

A nivel nacional contamos con dirigentes “de vieja y nueva data” que se ajustan a precisión a este perfil, solo que sus  limitaciones económicas,  son la comprensiva limitante para  tirarse  al ruedo. El fantasma del clientelismo flota en el ambiente. Si el poder de los maletines y del  nuevo repertorio de falsas promesas es la fuerza  que movilizará a las bases, mejor “apaga y nos vamos”.

La lucha política de los años venideros, estará centrada en el reacomodo de los sectores empresariales, para los que su prioridad no es el hambre y el desempleo de las mayorías.  En esa coyuntura, se necesita un partido fortalecido capaz de mantener en alto banderas reivindicativas de las conquistas sociales, la defensa de la soberanía, una reconexión con el gobierno de Cortizo, en la procura del reparto equilibrado de la riqueza que genera Panamá con el esfuerzo de  todos los panameños.

A las bases les decimos: es momento de cambiar la resignación por una rebeldía constructiva. Conforma tu nómina en tu comunidad, y entre todos saquemos al partido de la modorra y la desmovilización institucional.  De seguro, las bases apoyarán lo que tenga aroma fresco a decencia y credibilidad.

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*El autor Jorge Zúñiga Sánchez es abogado, docente universitario y analista político