Vivir en la era de la Patria Boba
La bitácora
A mi generación le tocó vivir en la era de la Patria Boba. Es la era de 1978 a la fecha. No sabemos cuándo terminará esta era. Cuando más se nos abrió las oportunidades de prosperidad, desarrollo y justicia social más indiferentes hemos sido a buscar nuestro propio camino. No podemos decir que mi generación no recibió un país en bandeja de plata. Con la reversión de la Zona del Canal y el control y operación del Canal de Panamá las posibilidades de tener un desarrollo al estilo de Singapur estaban a la vuelta de la esquina.
Nunca el país había recibido año tras año, especialmente después de 1999, mayores y mayores ingresos. El PIB panameño empezó a demostrar crecimiento sostenible, aunque muy lejos estábamos de lograr paridad con Singapur. En el camino nos enredamos con la imposibilidad de administrar nuestras riquezas. Nuestra falta de empeño de ser los protagonistas de nuestra propia historia nacional. Y ese flujo de nuevas riquezas solo ha servido para convertirnos en rentistas. Un empleo en el gobierno, subsidios tanto para el sector público como para el sector privado, transferencias dinerarias y toda una gama amplia de actos de deshonestidad, corrupción con el afán de pellizcar algo de esos nuevos recursos recibidos. Todo ello sin considerar el comercio en la ilicitud otro de los aspectos de la explotación de nuestra posición geográfica.
La patria boba la constituye esa era de la vida republicana cuando la sociedad en vez de aprovechar al máximo toda su potencialidad se entretiene en nimiedades, autoflagelación y destrucción o agotando el capital humano en la desidia, el parasitismo y el jolgorio.
Y lo peor que nos ha pasado es que esa nueva riqueza nacional recibida, heredada, transferida o recuperada la explota y la administra una dirigencia política mediocre, indistintamente de clase social o racial carece de los más mínimos destellos de patriotismo nacional. No hay otra forma de explicar como un país condenado al éxito, fracasa paulatinamente de salir de su subdesarrollo.
Es su capital humano quien le falla al país. Al final si no hay rumbo somos los humanos radicados aquí los culpables. No conocemos la definición de Patria. Nuestros conflictos internos no son por una visión distinta de sociedad a la cual aspiramos. Son conflictos de reparto. Mientras permanezcamos en ese círculo no queda otra que vivir un país en paralelo. El que viven todos aquellos que no han decidido tomar las riendas, ni decir ya basta.