Gallos de pacotilla

 Gallos de pacotilla

Por: Mgtr. Elka de Herrera / Docente universitaria  

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Si interpretáramos una noticia acerca de varios gallos de pelea que no teniendo parte en un combate se metieron, fueron golpeados, desplumados y cortadas sus crestas para que no le cayera y le taparan sus ojos secos. Pero aún heridos y tambaleantes se levantan, aletean y cantan, todos nos asombraríamos de lo ocurrido porque significa que quieren seguir en la batalla y ganar el campeonato, aunque ya lo perdieron; no reconocen que fueron heridos por la falta de buenos reflejos, rapidez, porque le faltó ayudantes idóneos, buenos consejeros y tener más seguidores que le aplaudieran durante la competencia. Estos son gallos que no saben perder.

Esa actividad gallística se puede comparar con la actualidad política en la Universidad Autónoma de Chiriquí (UNACHI), en esta ocurrencia me estoy refiriendo ahora a gallitos y comentaristas que se creen inteligentes y sabios, pero en realidad son unos fanfarrones, bochinchosos, violentos, gallitos de pelea de los patios limosos, bravucones y vanidosos.

Hay hombres engreídos cuyas actuaciones no han tenido ninguna importancia y significación para la sociedad. Súper machos que están ridículamente convencidos de que son mejores que su prójimo; porque su carácter se formó en un ambiente en donde dominaba la tacaña satisfacción personal. Acostumbrados a la prepotencia, a la desinformación, a los gritos, a crear el caos y la violencia institucional.

Estos hombres se gozan lastimando y golpeando a la mujer con sus palabras cuarteleras y de a centavo. Son chabacanos que tienen el desenfreno como aliado y dicen desbarajustes públicos sin el mínimo estremecimiento de conciencia. Sus comentarios son diabólicos y demuestran un relajamiento del orden y las buenas costumbres que pueden ser peligrosos para la sociedad en general.

La desdicha de estos súper hombres y gallitos es que son tan mediocres que no disimulan la envidia, el odio y el malestar frente a la mujer exitosa, creativa, valiente y luchadora, que ha demostrado una y otra vez su capacidad, su trabajo de excelencia en beneficio de la educación superior en nuestro país.

Contratar a comentaristas para que humillen y denigren a una mujer que ha recibido cantidad de honores y reconocimientos por su insuperable trabajo, que ha surgido en el panorama político en buena lid y que ha ocupado una posición que era exclusiva del hombre, eso sí es corrupción y es una canallada. A esos machos de mal agüero se les ha olvidado que la mujer no ha venido a este mundo para ser maltratada ni física ni verbalmente.

En Panamá estos comentaristas también golpean e irrespetan a quienes les da la gana sean políticos, religiosos, ministros, empresarios, presidente de la República. Confunden la libertad de expresión y ellos mismos son una amenaza para esa libertad. Lastiman una profesión tan noble que tiene como columna los grandes valores universales, especialmente la verdad y la objetividad que es lo que le da la razón de ser.

Estos súper machos y gallitos no podrán opacar los méritos de la primera mujer en ocupar la Rectoría de la UNACHI: Mgtr. Etelvina Medianero.  Confundir a la opinión pública nacional con argumentos violentos y peligrosos constituye un delito flagrante. La saña los ha empujado a perder el norte de su profesión y lo que están ofreciendo al país es un circo mediocre en donde los gallos de pacotilla entretienen con un cantadera que no vale un centavo.

En pocas palabras el hombre que agrede a una mujer es un animal salvaje, un cobarde e infame y es digno del salivazo en pleno rostro. Deberían desafiar a otros gallos de su coteja, y no irrespetar a una mujer competente, que ha dejado claro el inmenso apoyo, cariño y respeto que le tiene la comunidad universitaria, y a quien la vida la ha adiestrado para ganar grandes e importantes batallas.

Estos gallitos y súper machos deben estar seguros de que la sociedad los señalará con el dedo sobre sus caras, porque en este mundo no hay nada más despreciable que un hombre cometa violencia contra una mujer. Finalmente, gracias a Dios existen hombres íntegros, respetuosos, notables, inteligentes  que aman y saben valoran a la mujer.

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