Jornada de luchas por la vida, la dignidad y la paz

 Jornada de luchas por la vida, la dignidad y la paz

Por: Elka Rodríguez / Docente universitaria

[email protected]

Las justificaciones a estas alturas de nada sirven. Los hechos en sí han evidenciado que muchas veces “El hombre es el lobo del hombre”, y que casi todas las instituciones del Estado son transformadas por funcionarios indignos del cargo, en espantosas cuevas donde manda la alevosía y la falta de amor hacia el prójimo y la patria.

Expresidentes y otros funcionarios públicos que actuaron solapadamente hartos de un secreto espantoso, logrando así estos vende patria salirse con la suya, imponiendo una ley minera de ruina y traición a los sagrados intereses del pueblo panameño.

Esta maquinación también fue hilvanada por algunos diputados quienes parece que actuaron con alevosía y premeditación en alianza sombría con los explotadores extranjeros, y respaldaron un contrato de muerte, infame e inhumano que sacrifica a los habitantes de este país y a la madre naturaleza. Un contrato que ameritaba de una revisión seria, para que las repercusiones funestas fueran reveladas al pueblo panameño, tal como eran sin máscaras de ninguna clase, sin mentiras, sin promesas pomposas que maquillaron la verdad que el pueblo debió conocer.

Los diputados habían aceptado y con su voto sellaron para la posteridad un ambiente moribundo, lleno de enfermedades, llantos y dolores como de parto para nuestro país. Y es que, sin el más remoto asomo de respeto a la condenación ciudadana, hicieron de Panamá una novela de espanto pensando que cada uno podía escribir a su antojo, y a sus intereses personales la imposición de un contrato que a todas luces era nefasto para el país, y nació con el repudio generalizado de todos los habitantes organizados o no en Panamá.

La pésima actuación de estos políticos causó la indignación por eso las protestas de todo tipo, las manifestaciones, el firme sentimiento antiminería a cielo abierto, el caos, el permanente reproche de un pueblo que no acepta este duro e infeliz destino, y las exigencias por la derogación de la ley 406 sobre minería. Se prendió la mecha de la explosión patriótica en todo el país. Por eso, no se puede confiar en hombres y mujeres que ayer fueron ensalzados por el pueblo y luego, se sacuden y se quitan de encima los compromisos y juramentos que hicieran a la patria y al pueblo que los llevó al poder.

La historia se debe revisar siempre y tiene que ser libro abierto para el futuro de los pueblos. Las lecciones de ayer llenas de atropellos, abusos, violencia y muerte debieron servir a los diputados de hoy para no encadenar el país hacia la destrucción e inmolar al pueblo panameño. Nuestros políticos por lo que sí luchan con ahínco, es por un empleo público con un salario suculento para sus parientes, sus amiguitos más cercanos y por una placa oficial en vez de ser honrados con la patria, la justicia y la verdad.

Malaventurado ha sido el proceder de la Asamblea Nacional que optaron por huir a la obligación con la patria, y como representantes del pueblo, debieron ser los primeros en exigir que a ellos se les dieran explicaciones sobre ese contrato diabólico. No supieron hacer frente a la cruda realidad y peor aún, varios diputados sin conocer el contenido oscuro, maligno, de doble filo, mezquino y pesetero palmotearon el convenio perverso.

¿Qué puede esperar el pueblo de sus diputados? Ojalá nunca esta Asamblea Nacional rehúya sus responsabilidades, o se presenten sin planes y sin saber qué es lo que van a hacer en esos cinco años. Deben solucionar los males, investigar, analizar, discutir, dirigir, administrar sobre la base de la verdad, el derecho y los mejores intereses para la patria y el pueblo panameño.

Finalmente, vemos una luz en el fondo del túnel y recientemente,  3 de noviembre de 2023, la Asamblea Nacional se preparó para derogar la Ley 406 sobre minería. Las luchas callejeras del pueblo panameño han dado frutos halagüeños, porque escuchamos en los medios de comunicación acerca de la elaboración de una ley que elimina el contrato macabro en todas sus partes y, otra ley estableciendo una moratoria para toda actividad minera en el territorio nacional. Además, viene en camino el pronunciamiento de inconstitucionalidad del contrato por parte de la Corte Suprema de Justicia. Solo falta continuar en estado de alerta y vigilancia, para que se cumplan estas propuestas del pueblo organizado en el plano de la democracia, y volvamos a recuperar la paz, el trabajo constructivo y edificante en todo Panamá.

BENDICIONES.

aldiapanama