Por: Luis Fuentes Montenegro

A pesar que  gran parte de la sociedad, no  se ve directamente afectado por el constante flujo migratorio ilegal en la frontera del Darién, dicho tema seguirá siendo un problema para los estamentos que rigen el Gobierno y el Estado, así como para la sociedad panameña.

Es importante subrayar que  la migración indudablemente desarrolla actos y redes delincuenciales y que manifiesta un aumento de un 25%, lo cual implica un problema económico, presupuestario y de riesgo social para el país.
En el ingreso de esas personas de diversas nacionalidades, se cuelan redes delictivas, tráfico ilegal de personas, cobros por el traslado de un punto a otro, toda una serie de actividades en donde la delincuencia organizada y la delincuencia común se puede ver favorecidas.

Definitivamente le corresponderá al Presidente electo José Raúl Mulino y su designado  en el Ministerio de Seguridad Frank Abrego, y a tocarle a ellos, abordar este tema de la migración irregular, buscar una estrategia, con eficacia, para lograr mantener el control efectivo de la zona fronteriza de Darién y de todo el territorio nacional, afectados indudablemente por esas migraciones ilegales.

Este esfuerzo que debe hacer el nuevo Gobierno va a tener que implementar una relación diplomática con los estamentos de la seguridad nacional y una política migratoria no complaciente de quienes ingresen ilegalmente al país, pues deben cumplir con las formalidades que exige la ley panameña; sino cumplen con eso, no deben ingresar.

En ese sentido, la propuesta del Presidente Electo de deportar de modo inmediato a quienes persisten en dichas prácticas, es una medida realizable a corto plazo, necesaria para reducir o evitar esas prácticas, pues sigue siendo un problema el asunto migratorio, sobre el cual el nuevo Gobierno no puede ni va a poder cruzarse de brazos.