Mulino, entre el ritual político y la honestidad

 Mulino, entre el ritual político y la honestidad

El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, recibe al presidente electo, José Raúl Mulino, para coordinar el proceso de transición de poder que empezará en los próximos días tras los comicios generales. (Foto cortesía sistema Web/Presidencia)

Por Avenabet Mercado / Al Día Panamá

 @Avenabet Mercado

La fibra moral nos llega desde niño, con un ritual  por la influencia de la familia;  también se desarrolla la fibra moral mediante los procesos de la educación, en un espacio donde el ritual de la honestidad figura  presente. No existe duda, apoyado en los principios éticos el presidente electo José Raúl Mulino avanza hacia el folio presidencial no con palabras ni promesas huecas, sino con hechos.

En las campañas políticas, que cierra con el triunfo electoral, Mulino mantuvo un comportamiento ético sin ataques personales hacia sus adversarios políticos. El pueblo observó  él habló con el corazón al insistir que en su gobierno no habrá botella.  Además indicó que buscará resolver la crisis de los migrantes en la frontera Panamá-Colombia, donde muchos son utilizados, cada vez más, como moneda de cambio o quizás algo peor, igual a peones en un tablero de ajedrez y  donde los primeros protagonistas son los carteles de las drogas o los mercaderes de trata de blanca.

Mulino, a quienes muchos de sus adversarios los mencionaban con apodos que hoy ni vale la pena destacar, ante esos ataques mantuvo un discurso político transparente, con principios éticos y de compromiso con la deuda social de la nación.  Y cada día, él se eleva muy por encima de la mediocridad  política y escapa victorioso de los ataques personales.

En estos tiempos modernos los metales más preciados se prueban con los fuegos más fuertes. Hoy, José Raúl Mulino, ha sido probado con el fuego de la injusticia política, de la traición y venció. No es él un improvisado político, sus caminos traen también en el recuerdo las huellas de un expresidente de la República, como Guillermo Endara Galimany, forjador de principios democráticos, un hombre sencillo y humano que cuando estrechaba las manos de sus adversarios políticos lo hacía con dignidad y un abrazo sincero del corazón.

Ya el presidente electo ha llamado a la unidad política,  a la auténtica felicidad de Panama, al gobierno de consenso, para impulsar la nación hacia el desarrollo económico y entre esos caminos él tendrá otra prueba: Acabar con la burocracia, el peor parásito social de Panamá y que siempre es igual al camaleón de gobierno a gobierno.

No porque algunos grupos sean ruidosos se debe pensar que son organizados, tampoco significa que representen una gran parte del pueblo panameño. Algunas rumbas deben llegar a su final. Entre ellas, las fiestas de los famosos asesores; pues  ya  se está convirtiendo en  costumbre del gobierno el  crear posiciones inocuas para satisfacer compromisos políticos sumidos en una especie de rutina.

En los distintos ministerios públicos, más que en la Presidencia de la República, abundan los asesores por todas partes. Los vientos de la democracia nos ha dado el tiempo para pensar, se debe combatir la burocracia estatal, es donde se esconde la peor prenda del Estado panameño;  una elite política perversa y aberrante que se recicla igual al alacrán.

La finanza del Estado no soporta más derroches económicos innecesarios, muchos funcionarios  botellas se esconden con  los trajes de asesores.

El candidato presidencial electo, José Raúl Mulino, es un hombre que llega para fortalecer la democracia y el desarrollo económico de la nación; en los procesos económicos que plantea mantiene una visión de estadista.  Además, por su dignidad política jamás tendrá miedo al seleccionar a los mejores asesores presidenciales y ministros para planificar una variedad de escenarios posibles.

Entre las esferas políticas del país y las tertulias de cafetín se insiste que entre los primeros escenarios se combatirá la migración ilegal, medidas preventivas frente a las pandillas, el narcotráfico; de igual forma, sobre el principio de la normatividad de la Constitución, el principio de la legalidad, el principio de respeto a los derechos fundamentale de las personas o derechos humanos, el principio de la división de los poderes y sin dejar por fuera la concentración del poder que tiende a favorecer la comisión de abusos y la adopción de las decisiones de gobierno desacertadas.

No es tiempo de vivir dando saltos para  caer al vacío.  Raúl Mulino, ha dado el primer paso llamando al consenso político. Hagamos de Panamá el verdadero corazón de la patria, donde tus y yo,  seamos puros al llevar el escudo de la nación en el pecho con los principios esencial para un verdadero Estado constitucional y democrático de Derecho.

 

Avenabet Mercado