Hay que permitir al gobierno respirar

Por Ebrahim Asvat / Bitácora
Esta es la primera vez en treinta y cinco años que a un Presidente no se le da la oportunidad o una tregua para diseñar, implementar, ejecutar algunos de los temas pendientes para la buena marcha y funcionamiento del Estado. No llegamos al año del gobierno electo y lamento esas expresiones de políticos, sindicalistas y algunos grupos descalificando la gestión y perturbando la paz social en el país.
Nuestra situación económica es precaria. La deuda pública ha alcanzado niveles exorbitantes. La seguridad social tal y cual fue concebida y enmendada a través de los años necesitaba una reestructuración. Para nadie es un secreto que la expectativa de vida de los panameños aumentó. También que por razones de carácter judicial se privilegió el derecho al trabajo sobre el derecho a la jubilación.
Hoy existen trabajadores de más de sesenta y dos años que continúan laborando y no cotizan. El número de cotizantes ha disminuido. La informalidad y el trabajo independiente como el camaroneo constituyen hoy una forma de vida. Recientemente se publicó un estudio donde se demuestra a Panamá como un país donde la mortandad superó los nacimientos. Eso pues nos pone a la par de los europeos donde una situación parecida hoy exige flexibilizar la inmigración.
El Estado necesita ser más eficiente. Lamentablemente el país se ha acostumbrado a las prebendas y subsidios. A considerar al Estado como una agencia de empleo. Nos corresponde a todos los panameños levantar al país, luchar por crear un clima propicio a la inversión tanto nacional como extranjera. Es cierto: la inversión extranjera no vendrá mientras el Estado no tenga proyectos armados para ofrecer. Ni Pro-Panamá ni el Ministerio de Comercio han sabido estructurar un plan de mercadeo con personal bien entrenado y con proyectos en manos bien elaborados para hacer presentaciones a nivel mundial.
A veces presiento un país que da es realmente pena. Internamente nos encargamos de hacernos daño sin medir las consecuencias. Por mero capricho, algunos políticos y líderes de opinión se encargan de pretender salirse con algún beneficio personal aun cuando sus actos impactan negativamente sobre la economía del país y a todos los panameños.
Hoy es Mulino, mañana será otro. Por muy buenas intenciones ningún Presidente podrá resolver los problemas que nos aquejan sin un compromiso de todos. De continuar así en la desconfianza y la falsa creencia en un poder público para joder a la población poco a poco nos iremos al traste.
Panamá no es de corcho ni flota frente a las adversidades. Como toda crisis siempre habrá pocos ganadores y muchos perdedores. Quienes vivimos la crisis de petróleo en 1973, la crisis de los 80 en el siglo pasado, el saqueo de 1989 y la tragedia del Covid sabemos cómo es caer para volver a levantarse. Nadie en su sano juicio comprende lo que impactaría la pérdida del grado de inversión, perder los arbitrajes sobre la mina en Donoso, una invasión americana para tomarse el canal. El impacto de cualquiera de estas acciones sobre el centro financiero panameño, la operación del canal, la soberanía nacional, el bolsillo de cada panameño.
Exhorto a la buena fe del pueblo panameño para alinearnos todos frente a las amenazas que confrontamos. Repito el estilo de Mulino me es indiferente. Una tregua por el país se torna una necesidad en estos momentos.
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