Días de duelo y reflexión
Por: Elka Rodríguez / Docente Universitaria
El Coronavirus COVID-19 en Panamá ha cambiado el Día del Difunto, ahora se celebra todos los días. Recordamos a nuestros seres amados que han perdido la vida a causa del Coronavirus y también por la irresponsabilidad de muchos. Recordamos su presencia perdida por siempre, sus caminos recorridos; porque algunos no supieron actuar con prudencia. Por eso ya no vamos a parques, piscinas, celebraciones familiares, paseos, plazas, calles, esquinas o zaguanes de reunión, ya todo está contaminado. Estamos expuestos al contagio de un asesino minúsculo.
En la actualidad el promedio de defunciones diarias en nuestro país ha aumentado a 23, y estamos llegando a 3,500 muertes por Coronavirus ( COVID 19 ) en lo que va del año. En el mundo hay más de un millón y medio de defunciones acumuladas. No podemos olvidar a nuestros seres amados y les rendimos en lo profundo del corazón un homenaje a su memoria.
Los Días del Difunto en Panamá nos empuja y llama a detenernos, a reflexionar, a hacer un alto pronto, porque es tiempo propicio para meditar en la difícil e ininterrumpida lucha por la supervivencia. La oscuridad inmensa de lo pasajero y fugaz de nuestra existencia, nos hace pensar acerca de la vida espiritual, y a elevar nuestro corazón con la fe y la esperanza de un más allá cerca del Dios Viviente y Todopoderoso. Meditar en un lugar hermoso donde no hay dolor, enfermedad, maldad, traiciones, espacio para las canalladas, ni los constantes sufrimientos de este mundo confuso y corrupto.
Los Días del Difunto en Panamá, transcurren entre llantos y gritos ahogados en la garganta, y nos duele… nos duele. No podemos despedir al ser amado, no podemos darle un adiós en su último camino hacia la eternidad, no hay abrazos, ni palabras de consuelo. Caen para no levantarse jamás como han caído gobiernos, imperios, príncipes y murallas, porque la muerte es despiadada y va dejando a su paso destrucción.
Todos los Días del Difunto en Panamá, la muerte husmea buscando a quién devorar. El COVID-19 no se detiene, la muerte deambula con violencia avanzando, corriendo, siempre adelante hasta masacrar a los más valientes. Día a día la vemos, es palpable, va dejando estragos de tristeza y dolor. La presenciamos y no hay refugio: no hay hospitales, no hay vacunas, no hay medicinas, camas, respirador artificial, ni personal médico suficiente que pueda detenerla.
El COVID-19 va escalando hasta lograr vencer a poderosos y menesterosos. A todos se les recuerda en esos días en Panamá. Se les cuenta, se comenta, pero el recorrido por esta tierra se les apagó; dieron su último paso, tal vez por un Centro Comercial, un restaurante, una fiesta clandestina, o un viaje en autobús, el metro o taxis que son criaderos del Coronavirus. Ya no volverán, se han ido al otro mundo.
Los Días del Difunto en Panamá, son celebrados por el pueblo como Días de Duelo y Reflexión. Son días de lloro ante las tumbas frías y silentes que encierran los restos de los seres queridos, que ya no están a nuestro lado que se han ido para siempre.
No dejes que la muerte por COVID-19 te sorprenda ni de mañana, ni de tarde ni de noche. Finalmente, como cristiana le recomiendo a todo el que tiene COVID-19 que se encomiende a Jesucristo, Nuestro Salvador, quien nos muestra el camino, la verdad y la vida.
