Empresarios vs empresarios
Por: Jorge Zúñiga Sánchez
En el film El Padrino, se nos muestra la forma en la que se realiza la repartición de los espacios ilícitos, decisiones que todos aceptan en el interés de la paz y la tranquilidad de las familias. Curiosamente, el «poder real» que custodia «el orden» funciona igual..
Muchos repiten que los gobiernos son controlados por el poder económico, y que la Constitución es “letra muerta” para esas élites. Esto merece una pequeña aclaración: la esencia del poder económico, no son los empresarios ni sus negocios. Son los principios valores supremos (propiedad privada, libertad individual y libre empresa), que “casualmente” constituyen las base de nuestro orden jurídico. Poniendo las cosas en perspectiva, el aparato estatal lo dirige Nito el que funciona como una expresión de la voluntad de los ciudadanos, en la Asamblea o en la administración, dejando a la justicia como controladora de su debido funcionamiento legal.
En tiempos de dictadura, los fusiles lograron una armónica conexión entre las cajas registradoras y los gobernantes, pero la democracia mostró su máxima debilidad, en la imposibilidad de consolidar por “consenso”, un mando (liderazgo) único, capaz de poner fin a las lesivas pugnas entre los poderosos. Así, nuestras “elecciones” pasaron de ser “competencias democráticas”, para degenerar en confrontaciones entre clanes empresariales, polarizando así las preferencias electorales.
No dudo que a Nito le sobraran intensiones para enfrentar los problemas de la desigualdad social, pero tenía en “el desbande” existente dentro del sector económico su principal obstáculo. La pandemia provocó una gran crisis económica global, que seguirá causando estragos si los empresarios no se declaran una tregua. Ayer fueron muchos los empresarios honestos que resultaron víctima de la rapiña propiciada desde el poder por los “contratos y licitaciones”, y también hoy muchos están en “capilla ardiente”, esperando turno en el Ministerio Público para rendir cuentas.
Tal vez no lo compartas, pero dentro de las leyes que rigen de este sistema, los empresarios decente son indispensables. Ya es tiempo de que la justicia declare culpables o inocentes, y despoje fortunas mal habidas o que las devuelva, porque la sociedad tiene urgencia de consensar acuerdos nacionales, comenzando por los empresarios.
*El autor Jorge Zúñiga Sánchez es abogado y profesor universitario