MEDUCA: Preocupa la educación en Panamá
Por Avenabet Mercado / Al Día Panamá
Hay muchos aspectos de la educación en Panamá que preocupan. Incluso, en cuanto a la legislación, existen clausuras que pueden ser calificadas de anacrónicas. Los esfuerzos realizados para lograr su actualización y revisión son insuficientes.
El problema que tenemos con la educación no es de ahora, trae sus arrastres de viejas administraciones y es por eso que hoy, sumado a la crisis de la pandemia por el Coronavirus (Covid-19), estamos viviendo la dolorosa realidad por la que atraviesa el Ministerio de Educación (Meduca).
Tenemos educadores que no dominan las herramientas digitales que hoy nos trae el avance tecnológico con sus buscadores de Google, Microsoft Bing, el buscador chino Baidu, Yahoo!, Yandex , DuckDuckGo , entre otros, para no entrar en los detalles de las redes de Twitter, Facebook e Instagram. O aquel gran elemento humano que tanto nos reiteró “La teoría de la comunicación” de Marshall McLuhan: el butronero… que nos golpeaba con la Aldea Planetaria, el mundo que vivimos hoy.
En Panamá urge insistir en una reforma educativa. Todo el escenario que vivimos hoy es fruto de la tolerancia ancestral de las autoridades, el cual ha generado un decaimiento de la moral institucional y el letargo psicológico de políticos deshonestos que, muchas veces, ni siquiera perciben la escandalosa corrupción silenciosa en sus alrededores.
El mal escenario que está viviendo el MEDUCA, al administrar bienes dirigidos para el mantenimiento de las estructuras físicas en muchas escuelas del país, es debido a docentes que se alejan del apostolado educativo para pasar al plano político y formar parte de grupos partidistas que controlan una institución del Estado como si fuera un monopolio comercial, donde cada organización gremial tiene su bandera.
Allí, muchas veces, ocurre un mercantilismo exagerado con bienes que son propios del Estado. Se observan prebendas a favor de determinados grupos que pertenecen a distintos partidos políticos y sectores económicos poderosos, donde el clamor es quítate tú para ponerme yo. De gobierno a gobierno el juego es de quita y pon, nada importan los méritos profesionales.
Todo pareciera que algunas de las fiestas llegan en ocasiones por arreglos de licitaciones, reuniones con sobres sellados y entregados para que los contratos no pasen el proceso de concurso y algo un poco peor son esos desgreños administrativos en proyectos de habilitación de escuelas, los cuales inician en una jornada de gobierno y al final de la misma gestión la obra jamás concluye porque el nuevo gobierno que inicia no asume la responsabilidad de concluir el proyecto.
Es por eso que debe considerarse el tema educativo en Panamá no sea una acción política de un gobierno, sino que debería ser gestión del Estado. Debe asumirse el compromiso, es tiempo de considerar el servicio educativo como un factor para acelerar los cambios estructurales de la sociedad panameña.
Sería importante que en la jornada de lucha que mantiene el presidente de la República, Laurentino Cortizo cohen, por erradicar o disminuir el nivel de la pobreza en Panamá, se debe desarrollar un proyecto de investigación que haga más eficiente los objetivos integracionistas de los servicios educativos del Meduca.
Debemos reconocer que existe una preocupación del actual gobierno en los temas educativos y recientemente el presidente Cortizo Cohen mantuvo una importante reunión con los rectores de las universidades que reciben presupuestos del Estado, allí se habló de desarrollar planes y programas de investigación con el objetivo de fortalecer la educación nacional. El jefe del Estado reiteró el apoyo de su administración a la educación “como herramienta para cerrar la brecha de la pobreza y la desigualdad, y del futuro del país”.
Las universidades del país, deberían también inclinar sus miradas hacia el Meduca. El tema educativo está exigiendo cambios estructurares que sean más dinámicos o representen estímulos de costo educacional y resultados a la racionalización de los gastos económicos del sector.
Panamá necesita una política educativa más humana, flexible y que permita a las instituciones ajustarse a los cambios tecnológicos que se plantean hoy las naciones desarrolladas; la educación puede ser analizada como un deber del Estado, pero también debemos reconocer que es un derecho de los ciudadanos exigir que ya no puede ser posible sigan existiendo las escuelas ranchos.
De manera pues, no necesitamos escuelas para la infelicidad de los estudiantes, muchos de ellos sentados en bancas con tablones gastados por el paso del tiempo; necesitamos escuelas del mundo, más allá de las ideas del gran Marshall McLuhan, el visionario de la “aldea global” (@AvenabetMercado).