En España hay pueblos blancos, en Italia los Cinque Terre y en México los pueblos mágicos; ¿por qué no promovemos como marca turística los pueblos de quincha de Azuero?

por Luis Alberto Díaz

Panamá tiene una gran diversidad cultural en sus etnias, tradiciones y costumbres vernaculares, expresiones folclóricas y poblados en los que se confunden la historia y las leyendas lugareñas. Diversidad que aporta y aportaría mucho más en el desarrollo de nuestro turismo nacional.

Una de las áreas con gran diversidad cultural y natural es la Península de Azuero, que abarca la totalidad de las provincias de Herrera y Los Santos y la parte suroriental de la provincia de Veraguas. Todas con poblados y naturaleza apropiadas para el desarrollo del turismo de aventura; sobre todo el senderismo por sus bosques secos y sábanas, así como por el litoral que bordea toda la península, con paisajes como el desierto de Sarigua o el golfo de Montijo.

Quizá un gran activo de la región son sus pueblos con muchas casas de quincha y tejas que aún quedan en pie, pero que van desapareciendo a fuerza del uso de materiales como el bloque de arena y los techos de zinc. Aunque Azuero no es el único lugar del país en el que la casa de quincha era de uso cotidiano, sí es región en la que este tipo de vivienda ha sobrevivido al progreso urbanístico que extinguió, prácticamente, estas construcciones del paisaje pueblerino de nuestro país.

La preocupación por la suerte de la casa de quincha provocó, el año pasado, que Panamá enviara una documentación a la Unesco para salvaguardarla como patrimonio inmaterial panameño y del mundo. Toca ahora darle seguimiento a esa iniciativa y adoptar otras medidas para proteger y promover esta forma de construcción centenaria y, así, darle visibilidad a un bien cultural que no debemos dejar perder por causa de un progreso a veces mal entendido.

Dentro de las iniciativas que podría desarrollar el estado, a través de los ministerios de cultura y de vivienda, junto a la Autoridad de Turismo, están facilitar el financiamiento para la construcción de casas de quincha y edificios relacionados como albergues y hoteles pequeños en Azuero. Brindar ayuda para toda familia que quiera remodelar su casa de bloques y zinc instalándole tejas y colocándole un repello de material de quincha a sus paredes. También podría hacerse una ruta turística de pueblos de quincha, con un elaborado plan turístico que muestre este bien cultural panameño a los visitantes.

Tenemos todo lo necesario al alcance de la mano, desde el perspectiva de la materia prima; solo falta crear el plan de desarrollo y asignar el presupuesto para su financiamiento. Hacer realidad una iniciativa de este tipo supone un beneficio que pagaría con creces cualquier inversión que se haga en ella. Solo imaginar que nuestros pueblos de quincha como Parita, Guararé, Las Tablas, Pedasía o Macaracas podrían ser una marca país como los pueblos blancos de España o los pueblos mágicos de México, me hacen tener esperanza de que los panameños podemos hacer cosas grandes si nos lo proponemos.